domingo, 11 de noviembre de 2012

LA REFLEXIÓN DEL DÍA: la alegría de la vida consiste en dar más que en recibir.

Feliz es aquel cuya fuente de fe y de optimismo no se agota nunca. Nadie ha descubierto todavía un camino único hacia la felicidad . Cada uno tiene su propio camino que lo conduce a un estado de paz y de satisfacción.

El mundo podría ser más feliz si los hombres en lugar de sembrar el mal, sembrasen el bien. Si en vez de dar impulso al cerebro, actuaran más con el corazón. La mayor satisfacción es secar una lágrima y provocar una sonrisa de felicidad. Felices los que saben soñar, escuchar el canto de los pájaros y deleitarse con el perfume de las flores.

Existen muchos tipos de riqueza. La más importante es ser feliz y estar contento con lo que se posee. Las pequeñas satisfacciones obtenidas son ladrillos con los que podemos construir la propia felicidad. Pero, la plena felicidad consiste en no ser feliz uno solo.

La vida es un fascinante romance compuesto de varios capítulos. Cada página, es un día vivido, una derrota o una victoria alcanzada. Nosotros, como autores, debemos dar ese romance un desenlace armonioso y feliz. Vivamos el día de hoy en plenitud. Dejemos nuestra mente y corazón preparados para las sorpresas que enfrentaremos mañana, con el mismo entusiasmo de hoy.

Una familia debe ser como un jardín: con sinceridad abonar la tierra; con cariño plantar, como amor recoger los frutos. En la amistad verdadera nada se pide, todo se recibe.

Quien descubrió la experiencia propia, que la alegría de la vida consiste en dar más que en recibir, encontrará el camino seguro hacia la felicidad.

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