domingo, 10 de febrero de 2013

UN SEGUNDO

Últimamente no sabía como ver la realidad. Intentar comprender el por qué de tanta tristeza y desesperación en el mundo, o el por qué cada segundo vivido podía llegar a ser tan especial.
Si dar gracias por haber nacido, o lamentarse por ello.
Cerré los ojos durante ese período insignificante de tiempo, y me deje llevar. Los pensamientos vinieron como un torrente de ideas.
En ese segundo en el que todo me pareció paralizado, miles de cosas ocurrían en todas partes.
Idas y venidas a la vida. Llantos, lágrimas y sonrisas. Odio y amor. Desesperación y esperanza. Pude verlo todo como protagonista. Sentir el dolor y la alegría.
Cuando volví a abrir los ojos, justo un segundo después de haberlos cerrado, empecé a comprender. Lamentarse no me servía. Debía vivir feliz apreciando lo que tenía. O al menos, intentarlo.
Un segundo después, una lágrima resbaló por mi mejilla.
Nunca supe a qué fue debida.

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